En recuerdo de Flórez Martínez, Rosa - madre de Luz Alvarez
Nacimiento: -
Lugar de Procedencia: -
Fallecimiento: 00.00.1937 - Volver trincheras p. 143
Lugar de Fallecimiento: Villaviciosa - Valdediós (Asturias) asesinada
Oficio: Enfermera jefa
Biografia:
VALDEDIOS...
"...al poco de llegar, los soldados detuvieron a varias personas y las enviaron a Gijón. Allí sabemos que la mayor parte acabaron fusiladas. No fueron sin embargo las que corrieron peor suerte. Los del Batallón de Arapiles deciden entonces organizar una fiestas en el monasterio. Obligan al personal femenino del hospital a prepararles la comida y a continuación a participar en el baile. Los soldados beben y bailan. Y empiezan a maltratar a las mujeres. La fiesta se vuelve violenta, salvaje. Nadie defiende a las enfermeras del hospital de Valdediós. Ni siquiera el capellán de la unidad. La fiesta degenera en una violación masiva. Después de torturarlas a placer, los soldados arrastran a las mujeres a un bosque de castaños, las obligan a cavar su propia tumba, les ordenan que se acuesten en la fosa y las matan a tiros. Los soldados ejecutan además a cuatro celadores, al pinche de cocina y a una chica casi adolescente, hija de una de las enfermeras. El capellán de la unidad es testigo de la masacre. Se limita a dar la absolución a las víctimas. En el año 2003 la Sociedad de Ciencias Aranzadi llevó a cabo sondeos en la zona donde los testimonios situaban la masacre...." Alfredo González Ruibal, en VOLVER A LAS TRINCHERAS, Alianza Editorial 2016, pág. 143
Lugar de Procedencia: -
Fallecimiento: 00.00.1937 - Volver trincheras p. 143
Lugar de Fallecimiento: Villaviciosa - Valdediós (Asturias) asesinada
Oficio: Enfermera jefa
Biografia:
VALDEDIOS...
"...al poco de llegar, los soldados detuvieron a varias personas y las enviaron a Gijón. Allí sabemos que la mayor parte acabaron fusiladas. No fueron sin embargo las que corrieron peor suerte. Los del Batallón de Arapiles deciden entonces organizar una fiestas en el monasterio. Obligan al personal femenino del hospital a prepararles la comida y a continuación a participar en el baile. Los soldados beben y bailan. Y empiezan a maltratar a las mujeres. La fiesta se vuelve violenta, salvaje. Nadie defiende a las enfermeras del hospital de Valdediós. Ni siquiera el capellán de la unidad. La fiesta degenera en una violación masiva. Después de torturarlas a placer, los soldados arrastran a las mujeres a un bosque de castaños, las obligan a cavar su propia tumba, les ordenan que se acuesten en la fosa y las matan a tiros. Los soldados ejecutan además a cuatro celadores, al pinche de cocina y a una chica casi adolescente, hija de una de las enfermeras. El capellán de la unidad es testigo de la masacre. Se limita a dar la absolución a las víctimas. En el año 2003 la Sociedad de Ciencias Aranzadi llevó a cabo sondeos en la zona donde los testimonios situaban la masacre...." Alfredo González Ruibal, en VOLVER A LAS TRINCHERAS, Alianza Editorial 2016, pág. 143