En recuerdo de Carmona Ortiz, Manuel
Nacimiento: 00/03/1900
Lugar de Procedencia: Baños de la Encina , Jaen
Fallecimiento: 3/03/1940
Lugar de Fallecimiento: La Carolina
Oficio: Agricultor
Biografia:
Manuel Carmona Ortiz nace en marzo de 1900 en Baños de la Encina, Jaén. Casado con Maria Antonia Medellin Quesada, tuvo 6 hijos: Eleuteria, Ana, Carmen, Margarita, Rafaela y Manuel. Manuel trabajaba la tierra, y vivia del cultivo de productos agrícolas. Su gran pasión eran los caballos y seguía muy de cerca todos las ferias del lugar. A los 37 años fue encarcelado, dejando mujer e hijos totalmente a la merced de la guerra. Permaneció en la carcel 3 años, y al final de la guerra, en marzo de 1940, fué fusilado por el ejército de Franco, y sepultado en una fosa común con otros presos de guerra. Su vida se extinguió de forma violenta, y en el más terrible anonimato. Tu familia: hijos, nietos y biznietos, nos unimos a este homenaje, en reconocimiento de tu valor, y espíritu de supervivencia durante estos terribles años. Hoy rescatamos de una sepultura colectiva tu nombre, identidad y dignidad. Gracias por haber existido, porque te debemos el maravilloso regalo de nuestra existencia. Gracias, gracias, gracias.
Lugar de Procedencia: Baños de la Encina , Jaen
Fallecimiento: 3/03/1940
Lugar de Fallecimiento: La Carolina
Oficio: Agricultor
Biografia:
Manuel Carmona Ortiz nace en marzo de 1900 en Baños de la Encina, Jaén. Casado con Maria Antonia Medellin Quesada, tuvo 6 hijos: Eleuteria, Ana, Carmen, Margarita, Rafaela y Manuel. Manuel trabajaba la tierra, y vivia del cultivo de productos agrícolas. Su gran pasión eran los caballos y seguía muy de cerca todos las ferias del lugar. A los 37 años fue encarcelado, dejando mujer e hijos totalmente a la merced de la guerra. Permaneció en la carcel 3 años, y al final de la guerra, en marzo de 1940, fué fusilado por el ejército de Franco, y sepultado en una fosa común con otros presos de guerra. Su vida se extinguió de forma violenta, y en el más terrible anonimato. Tu familia: hijos, nietos y biznietos, nos unimos a este homenaje, en reconocimiento de tu valor, y espíritu de supervivencia durante estos terribles años. Hoy rescatamos de una sepultura colectiva tu nombre, identidad y dignidad. Gracias por haber existido, porque te debemos el maravilloso regalo de nuestra existencia. Gracias, gracias, gracias.
